Oiré en tu voz

Oiré en tu voz el dulce gemir
De la noble lira de Caliope;
Pues en la dictadura de tu bajo vientre
Nudo irreversible son tus piernas,
Cadenas de placer.

Quisiera entornar mis brazos

Quisiera entornar mis brazos a tu cintura

Y oteando tus nebulosos ojos grises
Acariciar tu tez blanquecina,
Degustar el dulzor de tus labios fugitivos.

A escondidas admiro

A escondidas admiro
Tu belleza despiada;
Y cuando cimbra tu melena
Te llevas con ella,
como un adepto,
La sonrisa de mi boca
El suspiro de mi aliento.

Tu cuerpo epicureo

Tu cuerpo epicúreo

se exhibe hoy bajo el disfraz

del colorete rojo en tus mejillas,

del vestido que acaricia tu cintura.

Como no mirar a tus ojos plomizos 

y sentir haber errado.

Como no quedarse prendido

del Olimpo de tus labios.

Tu sonrisa

Tú, como las musas griegas
Asediaste mis murallas y me dejaste
Endeudado hasta las pestañas
Sin poder pagarte tus sonrisas.
Tan imponentes como Persepolis,
Tan resistentes como Troya.

Adiós.

Te marchaste macabra
Y me segaste la voz.
Me exilie en la trinchera de tu pecho
Y tontee con las drogas
Que tampoco fueron mi mejor amor.

Amores perros

A corazón de trapo taparé tu frío
Cuando estes dormida.
Y de pagar condena entre tu pecho
Escribiré los versos mas tristes,
Escuchando lluvia;
Como bombas en Irak.